lunes, 22 de octubre de 2012

Mírales... sólo un ciego no puede ver Las palabras de amor a través de su
mirada
el dolor atenaza el jóven
corazón.
Ella le da su amor, pero
eso no le basta...
Y le pidió que
acabara pronto
con todo el dolor que
su alma aguantaba.
Él decidió que la
madre que una vez vida le dió,
ahora
se la quitara.
El dolor también era
su dolor, sin poder ayudar
a un hijo
que se ahogaba...
Decidió, sin
pensar en ley o en Dios,
sólo una
razón: su hijo la necesitaba.
Le
acompañó hasta el cielo.
De la mano
le llevó; el dolor amainaba...
Él la
miró y apretándole la mano, sonrió.
Su vida se apagaba... Se la juzgó: ni el jurado ni la gente comprendió lo que ella intentaba... No hay compasión. La llamaban asesina y , en prision, una madre lloraba...

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