lunes, 5 de noviembre de 2012

Sus manos han tomado un color negro debido al medicamento que ingiere y tiene moretones en varias partes de su cuerpo. Cada año el cabello se le desprende por las quimioterapias y una peluca suplanta su ausencia.
A través de su mirada se asoma la angustia y el desconcierto de vivir cada día como el último.  lleva siete años luchando contra el cáncer de  y pese a su dura realidad se ha convertido en un ejemplo de perseverancia para muchas mujeres..
Su característica sonrisa, desaparece, al recordar los tristes episodios que ha vivido en cada recaída. Las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas y con mucha dificultad recupera la serenidad.
“No puedo mentir, desde que me dijeron que tenía cáncer no ha pasado un solo día sin que no haya llorado y pedido a Dios fuerza para seguir viviendo”.
La mujer  tuvo que escuchar de tres distintos médicos el diagnóstico, pues no aceptaba que tenía cáncer.
“Estaba como dormida, me decían que tenía cáncer  pero no lo creía. Es algo muy fuerte, que no solo abate al enfermo sino a su familia. Cuando entendí lo que pasaba fui a la catedral, me puse de rodillas frente a la Virgen , estuve ahí durante 20 minutos no encontraba consuelo, dijo con voz entrecortada.
Contó que antes de esa fatídica noticia nunca penso me tocara a mi?.
Hoy, se aferra a su fe para seguir viviendo pues su enfermedad está en etapa cuatro, una de las más avanzadas. Todas las mañanas se levanta y ora frente a la imagen de la Virgen  de la cual es devota. ,  se ha sometido a más de 50 radiaciones y a 35 quimioterapias.
“Sigo puntual mi tratamiento. y por eso lucho para salir adelante.
“Mi testimonio ha servido de mucho a aquellas personas que creen que no podrán con la enfermedad, yo soy un ejemplo de que esta enfermedad se enfrenta con actitud y con fe
Expresó que combatirá el cáncer hasta que llegue su último suspiro.
No me dejaré vencer jamás, yo confío firmemente en Dios que todo será a su tiempo...






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