contar estrellas

Estaremos juntos,en una noche constelada,
de fuegos en tu mirada
con el fulgor de tus mejillas encendidas,
y ese esmalte de tu sonrisa.
Cuando la madrugada nos requise
los insomnios y todos los desvelos,
para heredar de la luna sus ojeras.
Estaremos juntos,
endosando latidos por besos
intercambiando a justo precio,
las orillas de nuestros dedos
haciendo fortuna al contar estrellas.

sabor a olvido

Estuve enamorada...
no sé cuándo ni de quién.
sin embargo, sentí ese cosquilleo
en la mente y en el corazón
como el clavo a la cruz,
como un padre nuestro en los labios
de quien solo pide un poco de amor.

 Te amo?... Ya no sé…
Te amé, es lo más próximo a que me doliste
con tanta intensidad, que ahora ya no.

 solo me falta sacar tus palabras de mis oídos,
limpiar de mis labios el sabor agrio y dulce
de los tuyos, investigar donde se encuentra el
olvido para dejarte con él
de una vez por todas, de una vez.

 que lástima que el amor duela
cuando debe fortalecer,
que lástima que queriéndonos
tanto se interponga
la ausencia y el malestar,
que lástima que no lo cure un detalle,
un te quiero o un poco de atención,
que lástima que queriéndonos tanto
Se reduzca a polvo y dentro de poco
en un sutil e indiferente olvido....

No cuesta nada, pero crea mucho.
Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan.
Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre.
Nadie es tan rico que no la necesite...

y nadie tan pobre que no pueda enriquecerse por sus beneficios.
Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos.
Es descanso para los fatigados, luz para los decepciona dos, sol para los tristes y el mejor antídoto contra las preocupaciones.
Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie, a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.
Y si encuentras a alguien que esté demasiado triste o cansado para darte una sonrisa, brinda le una de las tuyas; porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquél a quien ya no le queda ninguna que dar....

El cáncer de la gilipollez | Web oficial de Arturo Pérez-Reverte

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