viernes, 5 de diciembre de 2014
Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo, con el firme propósito de que éste viera cuan pobres era la gente del campo, que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
Qué te pareció el viaje?
Muy bonito Papá ...!! Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente? Si..!! Y qué aprendiste..? Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el borde de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Especialmente Papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tu y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo. Al terminar el relato, el padre se quedó mudo ... y su hijo agregó: Gracias Papá, por enseñarme lo rico que podríamos llegar a ser.. Saquen su conclusión
Muy bonito Papá ...!! Viste que tan pobre y necesitada puede ser la gente? Si..!! Y qué aprendiste..? Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de 25 metros, ellos tienen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el borde de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Especialmente Papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tu y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo. Al terminar el relato, el padre se quedó mudo ... y su hijo agregó: Gracias Papá, por enseñarme lo rico que podríamos llegar a ser.. Saquen su conclusión
miércoles, 3 de diciembre de 2014
lunes, 1 de diciembre de 2014
Soy de las que piensan que algún día este planeta tan maravilloso donde nos toco vivir y que los humanos estamos destruyendo poco a poco dirá basta ya ..y como en las películas esas de ciencia ficción que no es tal ficción esta sucediendo ya esos virus que matan a miles de persona los creamos nosotros y en algunos casos no hay remedió ese es el grito del planeta hacia nosotros basta ya humanos..
domingo, 30 de noviembre de 2014
La mitología tradicional griega cuenta que cuando las personas morían penetraban bajo tierra hasta llegar al Hades, si bien es cierto que posteriormente apareció la figura de Hermes como encargado de guiar a las almas hasta el Hades y la del barquero Caronte que trasladaba a las almas de un lado de la laguna Estigia hasta el otro lado, en el que se podía acceder al Hades. Solo las almas de las personas que habían recibido sepultura podían acceder al Hades. El Hades era igual para todo el mundo excepto para algunos casos muy especiales como el caso de grandes héroes que podían acceder a los campos Eliseos o el caso de grandes trasgresores como puede ser el de Prometeo ( engañó a la muerte para volver al mundo de los vivos y ofreció a los humanos el fuego que solo era accesible a los dioses); el caso de grandes transgresores sexuales como Ixión y Ticio...el resto de las almas vagaban sin alegria por el mundo de los muertos...esta concepcion de la muerte resulta bastante desalentadora.despues de una larga vida,te esperaba una eternidad vagando sin pena ni gloria ni recuerdos de tu vida pasada...
Se han hallado una serie de pequeñas láminas de oro con inscripciones como parte de botines funerarios. En ellas se han escrito instrucciones para llegar a un más allá más agradable. El lenguaje es un tanto críptico para evitar que cualquiera acceda a ese más allá. En el más allá agradable la memoria tiene un papel importante. Por eso en las tablillas se explica como conservar la memoria después de morir. En la entrada del más allá había a la derecha un ciprés y una fuente. Los órficos no podían refrescarse en esa fuente porque sino se quedarían allí toda la eternidad, si no que tenían que continuar y llegar hasta una fuente del lago de Mnemosine y bañarse en ella para recuperar la memoria que habían perdido al morir...
Se han hallado una serie de pequeñas láminas de oro con inscripciones como parte de botines funerarios. En ellas se han escrito instrucciones para llegar a un más allá más agradable. El lenguaje es un tanto críptico para evitar que cualquiera acceda a ese más allá. En el más allá agradable la memoria tiene un papel importante. Por eso en las tablillas se explica como conservar la memoria después de morir. En la entrada del más allá había a la derecha un ciprés y una fuente. Los órficos no podían refrescarse en esa fuente porque sino se quedarían allí toda la eternidad, si no que tenían que continuar y llegar hasta una fuente del lago de Mnemosine y bañarse en ella para recuperar la memoria que habían perdido al morir...
Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.
Este cuento ilustra de que forma los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias creencias. Somos como el camello, atados sin cuerda a nuestra mente.
Desconozco el autor
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no atastes ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.
Este cuento ilustra de que forma los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias creencias. Somos como el camello, atados sin cuerda a nuestra mente.
Desconozco el autor
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