miércoles, 26 de junio de 2013

Me enamoré sin remedio de aquella estrella fugaz sin pensar lo que era lógico, las estrellas fugaces no duran para siempre y desaparecen tan repentinamente como llegaron. Así fue, desapareció sin dejar rastro, solo dejó mi corazón enamorado, solo mi pluma fascinada de nuevo con mis versos dedicados a ella, solo mis labios deseando sus besos. Un amor intacto que juré guardarle hasta la próxima noche en que aparezca, estará esperando bajo el cielo a que su luz de nuevo, así sea por algunos instantes como ya lo hizo, vuelva a envolver de amor mis sentidos. Gracias a esa estrella fugaz mi vida cobró sentido. Mató los resentimientos, los odios, curó el corazón herido.

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