sábado, 18 de enero de 2014

Y yo te acompaño. Voy contigo. Hablamos. No nos separa nada: ni distancia, ni sexos. Vamos del brazo juntos, caminando como dos compañeros. A veces te detienes. Levantas la cabeza. Miras, sin ver, el cielo. Y es como una cascada de luz sobre mis hombros tu silencio. Sonríes contemplando la inmensa soledad del campo abierto, y dices algo hermoso sobre el río, los álamos, el pueblo... A machado

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