viernes, 4 de septiembre de 2015

nací en un tierra donde cordones trancaban las puertas y con sólo tirar de ellos quedaba la casa abierta los niños no cogían berrinches pillaban una perrera. Yo nací en una tierra verde donde la vista pusieras, con dragos, palmeras, retamas y miles de plataneras. Yo nací en una tierra en la que estanques llenaban de espejos la vega para que el sol se mirase y reflejase su belleza. Donde el día se medía, por las sombras de la higuera y las prisas se perdían en las curvas de la carretera. Donde el largo del camino sembrado estaba de ventas rosquetes, queso, vino, chochos, sardinas, ¡recuerdas! Una tierra donde todos compadres de risa eran y una guitarra y un timple bastaban para una fiesta. Yo nací en una tierra orgullosa de lo que era y mirábamos con sonrisas las mañas de los de afuera. ¿Qué ha sido de esa tierra que mis hijos no recuerdan? La ven en algunas fotos, pedazos de cuentos de viejas. ¿Por qué perdimos del todo lo que los abuelos cuentan? Las cosas que desde el fondo hacen que canario me sienta.

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