viernes, 21 de septiembre de 2018
Leyenda canaria la luz de mafasca
Cuenta una antigua historia que en tierras majoreras caminaban unos pastores rumbo a casa tras un largo día de trabajo. Hambrientos y fatigados decidieron hacer un alto en el camino para encender un fuego y asar así el carnero que acababan de matar. Pasaron horas y horas juntando algo de leña y justo al borde de un camino escondido tras unas aulagas encontraron una pequeña cruz de madera.
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Entonces era ya costumbre en Fuerteventura colocar una cruz en el lugar de fallecimiento de una persona, pero a quién podía pertenecer aquella cruz y que recuerdos encerraba poco pareció importarles a los hambrientos pastores que sólo vieron en ella dos simples trozos de madera cruzados ideales para alimentar el fuego que les calentaría esa noche y sin pensarlo más dispuestos a seguir con su trato.
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Lentamente las llamas consumieron aquella cruz de madera desgastada y dicen que ante la mirada llena de espanto de los pastores surgió una extraña luz entre las cenizas que inquieta saltaba de un lado a otro. Los pastores corrieron y corrieron dejando atrás ese objeto luminoso que no era sino el alma que albergaba esa cruz, el alma molesta e indignada del difunto que en forma de luz quiso asustar a esos pastores imprudentes que osaron perturbar su paz y quemar el único recuerdo que le unía a este mundo.
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