martes, 12 de febrero de 2019



Ella no te engañó, se engañó a sí misma creyendo aquella promesa de que la harías feliz pero no te engañó porque por días y semanas estuvo en espera de aquellos gestos y detalles que avivaran su corazón, por días se tragó la dignidad e hizo como que no pasaba nada cada vez que la desairabas, por días luchó contra su tristeza e hizo lo imposible por llamar tu atención, pero ella no te engañó,
Ella no te engañó, fuiste tú quien dejó de hacerle caricias a su piel, fuiste tú quien permitió que se resecaran sus labios, fuiste tú quien dejó de estremecer su cuerpo, fuiste tú quien dejó que la flama de la pasión se apagara, fuiste tú quien hizo que su corazón se marchitara.
Ella no te engañó, tú dejaste de escucharla, de atenderla, de mirarla, tú le quitaste tu tiempo y tus atenciones, hasta lo más mínimo te distraía sin importar que ella estuviese frente a ti, comenzó a ser invisible,
Ella no te engañó, agotó todas sus estrategias y recursos para recuperar tu amor aun cuando eras tú quien estaba haciendo todo mal.
Pero ella, ella no te engañó. Con juegos de seducción quiso volver a hacer arder aquella habitación, pero tu frialdad le terminó congelando el corazón.
Ella no engañó; ella no dejó de atenderte, de preocuparse y de ver por ti. No dejabas de ser su número uno aun cuando la posicionaste en tu lista de prioridades en último lugar, aun cuando el rechazo era constante y tu comportamiento era el de todo un cobarde...


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